Los beneficios económicos de los permisos de trabajo

Los beneficios económicos de los permisos de trabajo

Crédito editorial: Mircea Moira / Shutterstock.com

Por Maribel Hastings

La cobertura mediática en español de la crisis de refugiados en Nueva York revela un denominador común entre los inmigrantes: quieren trabajar. Como personas que buscan asilo, esperan seis meses, como mínimo, para poder solicitar un permiso de trabajo. En algunos casos, la espera es aún más larga.

Pero si hay algo que tienen en común los entrevistados por los medios es que, sin importar las vicisitudes que enfrenten, quieren trabajar lo antes posible. Por eso, en el caso de Nueva York, tanto la gobernadora Kathy Hochul como el alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, junto con otros funcionarios de ciudades y estados que están absorbiendo refugiados, han pedido al gobierno federal que acelere los permisos de trabajo. Sin embargo, esto es más fácil de pedir que de conseguir, debido a los retrasos y a consideraciones políticas, entre otros factores.

Y mientras celebramos otro Día del Trabajo la próxima semana, sigue siendo frustrante que no se reconozcan los beneficios que la inmigración aporta a la economía y la ventaja de poder contar con trabajadores disponibles cuando la mano de obra es escasa. Porque no podemos olvidar que entre este mar de refugiados hay profesionales cualificados y también trabajadores que pueden desempeñar trabajos diversos y necesarios.

En cambio, el debate político y electoral entre los republicanos se centra en una falsa “invasión” fronteriza, criminalizando a los indocumentados y culpándolos erróneamente por la crisis del fentanilo, o proponiendo la militarización de la frontera, el uso de fuerza letal e incluso la invasión de México para perseguir a los cárteles de la droga.

Estos días circulan varios informes y noticias que describen los beneficios de la mano de obra inmigrante para la economía, ya que los inmigrantes tienden a ser más jóvenes y en edad de trabajar. Casi el 79% de las personas nacidas en el extranjero, que llegaron a Estados Unidos desde 2010, tienen entre 18 y 64 años (edad laboral), en comparación con el 61% del resto de la población. Contribuyen al tesoro pagando impuestos y contribuyendo a programas sociales como Medicare y la Seguridad Social, pero al estar en edad de trabajar, no pueden acceder a esos beneficios de inmediato.

CNBC reportaron que en junio había 9 millones de puestos de trabajo vacantes y no había suficientes trabajadores para cubrirlos. Con 5.8 millones de trabajadores desempleados en EE.UU..., algunos economistas dicen que es poco probable que todas estas funciones sean desempeñadas por personas que actualmente viven en Estados Unidos”, escribió Lindsey Jacobsen de CNBC.

"Estamos hablando de dejar pasar algo así como un billón de dólares en producción cada año mientras estos puestos de trabajo quedan sin cubrir", añadió David J. Bier, director asociado de estudios de inmigración en el Instituto Cato.

También,  La Opinión escribí sobre un reporte de la organización FWD.US, sobre cómo la inmigración resolvería la despoblación y la pérdida de trabajadores en las zonas rurales de Estados Unidos.

“Según el informe, casi dos tercios (62%) de los condados rurales del país podrían lograr un aumento de la población de trabajadores en edad de trabajar para 2040, en comparación con 2000, aceptando sólo 100 nuevos inmigrantes cada año. El porcentaje de condados aumenta al 71% si reciben 200 inmigrantes cada año”, informó el diario.

"Y más del 77% de los condados rurales del país tienen hoy menos personas en edad de trabajar (de 15 a 64 años) en comparación con hace dos décadas", añadió.

En otras palabras, otorgar permisos de trabajo a inmigrantes es vital para proporcionar la mano de obra que la economía estadounidense necesita con urgencia. Los programas que permiten el estatus legal temporal de inmigrantes, como el Estatus de Protección Temporal (TPS), son un claro ejemplo del beneficio económico de regularizar esta fuerza laboral. El TPS no sólo protege a sus beneficiarios de la deportación, sino que también incluye permisos de trabajo. Otro informe de FWD encontrado que “las personas elegibles para el TPS, incluidos los actuales beneficiarios del TPS, contribuyen con unos $22 mil millones en salarios a la economía estadounidense cada año y trabajan en más de 600,000 empleos, llenando importantes vacíos en una economía plagada de una persistente escasez de mano de obra”.

El problema es que otorgar permisos a gran escala requiere una reforma migratoria que no tiene futuro en el actual Congreso, tanto por la sólida oposición republicana como por el miedo de los demócratas a abordar este tema. Miedo que se demuestra incluso en la timidez de la administración de Joe Biden a la hora de incrementar administrativamente las vías de migración legal, como lo ha hecho con ciertos grupos, para ayudar a descomprimir la frontera.

Como siempre, en materia de inmigración la politiquería y la demagogia siguen teniendo más peso que las soluciones sensatas.

Deje un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.